miércoles, 15 de mayo de 2013

¡Ay, m´ijita!


Humberto Benítez Treviño fue removido de su cargo como titular de la Procuraduría Federal del Consumidor por el presidente Enrique Peña Nieto, como resultado del escándalo que se generó cuando su hijita intentó clausurar las operaciones del restaurante "Máximo Bristot", negocio que, por cierto, se ha convertido en referencia obligada para comer al sur de la ciudad de México. Supongo que la visita a tal establecimiento hasta resulta ser algo así como "turismo negro" ¿no?  

Andrea Benítez González, la tristemente célebre “lady profeco” debe estar que no la calienta ni el sol. El muro de los lamentos le va a quedar chico a esta muchachita. Quién sabe si a estas alturas su papá le hable. Ser procurador del consumidor no es cosa menor ¡es un puestazo! ¡Vaya hueso! ¡Y tú con tus estupideces le tiras el puesto y quizá la carrera a tu padre! ¡Ay, Andy!

Pero lo que es que no te funcione la cabeza. La niña tenía hambre (todos pasamos por eso) fue a su restaurante favorito, se tardaron en asignarle mesa (ya ni la chingan), entonces se molestó, se envalentonó, llamó a su papito, no lo encontró, pero sí halló a los achichicles del procu, quienes raudos, veloces y sin siquiera saber de qué se trataba llegaron al local en cuestión…

-Clausúrenme este changarro mugroso, ¡llevo mucho tiempo esperando mesa!

-¡Cómo no señorita, con todo gusto!

Así, procedieron a hablar con los dueños del “Bristot”.

-Señito, ¿qué cree? Que le tenemos qué clausurar…

-Ok, muy bien, nada más me dice por qué.

-Porque… porque… porque… ¡porque su mezcal no es de origen, este lo traen de otro lado y además sale de otra planta! ¡Y también porque no tiene el fut en la tele y ahorita está jugando el América!

No les alcanzó para la clausura, pero sí para la suspensión. Todo por una mesa, un capricho y un berrinche… El poder es el poder, sobre todo en este país.

Pero en estos tiempos de redes sociales, donde el sueño de George Orwell está a punto de hacerse realidad, la transgresión de esta “lady” no pasó desapercibida (quién sabe cuántos locales habrá cerrado la princesita de papá) y la torcieron en la movida. Ella pidió disculpas por twitter, luego cerró su cuenta y, acto seguido, se volvió de humo (ajá, como la de Emmanuel).

Y el señor Benítez, que, como dijo hoy el secretario de gobernación, nada tuvo qué ver en el numerito, tiene ahora qué pagar los platos rotos y convertirse en el decapitado que la fuenteovejuna tanto reclamaba…

Eso sí, hoy, a Andreíta, su mamá le cantó aquello de “¡Ah, pero cuando venga tu padre!” Yo estoy seguro que esta noche se le va a aparecer el mismísimo diablo…

Obituario: Granier estaba borracho… Y todos nos chupamos el dedo, pero por cochinos, no por idiotas.